Tras el barroquismo faulkneriano de La hojarasca, esta segunda novela supone un paso hacia
la ascesis, hacia la economía expresiva, y el estilo del escritor se hace más
puro y transparente. Se trata también de una historia de injusticia y
violencia: un viejo coronel retirado va al puerto todos los viernes a esperar
la llegada de la carta oficial que responda a la justa reclamación de sus
derechos por los servicios prestados a la patria. Pero la patria permanece
muda...
