Walser empleó los pocos años en
que pudo escribir, entre 1904 y 1925, antes de sucumbir a una enfermedad mental
de origen hereditario, en tallar exquisitas miniaturas acerca de una vida
cotidiana poblada de personajes e impresiones que vienen de la noche cuando
ésta es más oscura. El paseo es una de esas miniaturas. Un poeta sale a pasear
y ante su mirada se alternan la belleza de la vida y el absurdo de las
convenciones de la sociedad, el sonido de una voz que canta y el espectáculo
del gran teatro del mundo. Entre el sabor más crítico y la más pura de las
reflexiones, El paseo es una espléndida muestra del arte de este autor tan
admirado por escritores como Kafka, Thomas Mann, Musil, Canetti, Walter
Benjamin o Claudio Magris, entre otros.
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