En un pequeño pueblo a las
orillas del Vístula, Elzibieta lleva una vida ordenada y monótona. Una vida
marcada igualmente por la sucesión de los ciclos naturales y las convenciones
sociales. En ese mundo autoconcluso y cerrado la llegada de un poeta desde Varsovia
abrirá una grieta que no dejará de ensancharse hasta el inesperado desenlace.
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