En 1925, Michael, uno de los
hijos de J.R.R. Tolkien, perdió en la playa su querido perrito de juguete
mientras estaban de vacaciones. Para consolarlo su padre inventó una historia
sobre un perro real que un mago transforma en un perro de juguete. Rover, el
perro, también conocido como Roverandom, es enviado a la luna por el "Mago
de la arena", y cuando no encuentra lo que busca en el lado oscuro de la
luna, lo manda al fondo del mar a que continúe buscando.
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